Después de las decisiones tomadas en el Pleno municipal, y ante mi insistencia, no contestada por el gabinete del Sr. Alcalde, he decidido dar por terminadas mis relaciones con ese Ayuntamiento y comunicar a los sevillanos el fracaso de mi gestión, durante doce años, con los políticos de turno de esa ciudad para que mi colección de cerámicas de Triana, denominada «Colección Carranza», quedara ubicada definitivamente en la ciudad de Sevilla. Ese era mi sueño, pero la realidad fue que al despertar todo quedó en eso, en un sueño.