La inyección de gas en el subsuelo marino frente al delta del Ebro causó el martes 1 de octubre un terremoto de magnitud 4,2, el mayor que ha habido en la zona desde que los seísmos empezaron a principios de septiembre (aún más, el de mayor intensidad en la zona desde que hay registros). Un temblor de 4,2, sin ser peligroso para las infraestructuras, ya se siente por la población, y el hecho de que fuera precedido por otros de 3,9, 3,6 y 3,2 en los días anteriores llevó a la Comunidad Valenciana a decretar el Plan de Riesgo Sísmico...