Año de Londres y de Dickens. A menos de 10 días de la inauguración de los Juegos Olímpicos, los primeros que alberga la capital británica desde los muy austeros de 1948, cuando todavía estaban presentes los destrozos y las heridas de la guerra, no me resisto a recordarles la más londinense de las novelas de nuestro autor más dickensiano: La ciudad de la niebla. Baroja la publicó en 1909, como segunda parte de lo que sería la trilogía de La raza. Había “rodado exteriores”, es decir, tomado nota de ambientes y personajes, en el viaje...