¿De qué sirve que haya prestigiosos economistas que proponen fórumlas menos lesivas para la mayoría de la gente si los que deciden no les hacen caso? Las fórmulas propuestas son más de lo mismo, y sin embargo la realidad parece bien tozuda: la salida de la crisis pasa por empobrecer a la mayoría esperando que la minoría más pudiente se le ocurra mover su riqueza para crear bienestar. O lo que es lo mismo, la política al servicio de los poseedores del capital. El economista Juan Torres nos enseña qué pretende el neoliberalismo.

Teoría Keynesiana vs monetarista. Para complementar la lectura recomiendo encarecidamente el siguiente video: www.youtube.com/watch?v=mk6vgZGdar8

Aunque Keynes tenía razón en su previsión de crecimiento de la riqueza del mundo, perdió el punto con su predicción del tiempo libre. Con menos de 20 años a la previsión de 100 de Keynes, los economistas de hoy se preguntan por qué no tenemos la vida de tiempo libre que previó Keynes. El error de Keynes es que subestimó el valor de las necesidades relativas. En contraposición a las necesidades básicas (como la comida y la sanidad),las necesidades relativas son bienes y servicios que la gente no necesita, pero quiere.

Se dice que allá por los años cincuenta entre los banqueros y hombres de negocios de Estados Unidos se consideraba a los keynesianos tan enemigos del orden establecido como a los mismos marxistas, e incluso como un peligro más concreto e inminente a corto plazo

Existe una frase de Keynes que debería esculpirse a fuego en el frontispicio del palacio de la Moncloa. La rescató hace algunas semanas Robert Skidelsky, sin duda su mejor biógrafo. Sostenía el maestro de Cambridge que en política algunas personas parecen inferir que “se puede hacer crecer la producción y los ingresos aumentando la cantidad de dinero, pero eso es como intentar engordar comprándose un cinturón más grande”.

El año que empieza consagrará el entierro de Keynes y su sustitución por los inversores de bonos. En estos tiempos de tijera y sangre presupuestaria, Keynes es un tipo poco recomendable, cuyas teorías no sólo no se aplican sino que ni siquiera se discuten. El gasto público, que en años anteriores fue considerado la red imprescindible para salvar al mundo de la catástrofe, es ahora una droga destructiva. El déficit, no hace mucho bálsamo de las heridas de la recesión, es hoy un hábito maligno que hay que desterrar en el menor tiempo posible.

Puede que el británico John Maynard Keynes siga vivo en la memoria popular como el economista más influyente de la historia. Pero en gran parte de Europa, y de manera más acentuada en su país, su opinión de que el déficit del gasto gubernamental es indispensable para evitar una prolongada recesión está siendo cada vez más ignorada.

(...)Sí, allí estan, una tarde lluviosa, los sonrientes fantasmas de John Maynard Keynes -lord, miembro del grupo de Bloomsbury, casado con una bailarina del ballet de Diaguilev, culto, alto, guapo y quizá bisexual-. A su lado James Tobin -sí, sí ese de la tasa Tobin, al que querían liquidar y ridiculizar los grandes defensores del mercado salvaje y en ello siguen-que ha dejado los campus de Harvard y Yale, y la Casa Blanca de Kennedy, para disfrutar del éxito de sus teorías junto a su maestro.(...)

Septiembre ha sido el mes más trágico antes del 11/09/2001 hubo el golpe de estado de Pinochet A allende el 11/09/1973, y el 15/09/2008 Lehman Brothers quebró y torpedeó la economía global. Dos años después la economía sigue muy frágil y sigue habiendo una división sobre que medidas tomar, las neoliberales recortar la inversión pública y reducir déficit o las keynesianas donde su máyor representante actual es el nobel Krugman, donde se debe aumentar la inversión pública para revitalizar la economía y donde Obama ha hecho movimientos débiles.

Este vídeo divertidísimo muestra un duro debate a ritmo de rap entre Keynes y Hayek, dos de los mayores economistas del siglo XX, "resucitados" para participar en una fiesta de la Reserva Federal.

Un estado sólo puede tener una política expansiva en materia fiscal de tipo keynesiano si hay una economía robusta detrás. Con una economía débil, poco competitiva o desequilibrada en su modelo de crecimiento, como le pasa a España, las medidas de este tipo generan un déficit que puede rozar el no retorno puesto que la demanda agregada no tiene músculo para irse consolidando. Nos van a crujir a impuestos como nadie se imagina. Lo del IVA dentro de unos días quedará como una anécdota infantil.

En un giro sin precedentes en la historia de la democracia española, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en un equilibrio circense casi perfecto, ha dado una vuelta de 180 grados a toda su política económica y social que venía auspiciando y defendiendo desde que alcanzó el sillón de La Moncloa en el año 2004. Como si de repente hubiera visto la luz, ha abandonado toda su política keynesiana y se ha echado en brazos del ultraliberal Von Hayek, y es que esta crisis está haciendo raros compañeros de cama.

La mayoría de países ricos han optado por reducir el déficit como principal medida económica, a pesar de que EE.UU. y varios países de la U.E. tienen una cifra de doble dígito de desempleo para los próximos años y se centran en reducir déficit en vez de crear empleos y estimular la economía. Por lo tanto la perspectiva no es muy buena ya que reducir el defícit significa aumentar impuestos o reducir gastos, lo que hace sacar dinero fuera de la economía en un momento que se esta muy por debajo del pleno empleo.

Uno no puede crear una abundancia de dinero de la nada sin hacer que todo ese papel pierda su valor. El gobierno no puede compensar el aumento del desempleo simplemente contratando a todos los desocupados para que pasen a ser burócratas o enviándoles cheques de desempleo para siempre. Uno no puede vivir más allá de sus medios indefinidamente. La economía debe efectivamente producir algo que otros estén dispuestos a comprar.

El principio de la indiferencia fue denominado principio de la razón insuficiente por John Maynard Keynes, como cuenta Martin Gardner en «¡Ajá! Paradojas que hacen pensar». Según este principio, si no hay razones evidentes para declinarnos por una posibilidad, todas están sujetas a la misma probabilidad. Vamos, lo que se conoce como sucesos equiprobables. Como curiosidad, nos cuenta Gadner que Laplace calculó la probabilidad de que mañana salga el Sol: 1 826 214 frente a 1 (Este post se ha escrito para contribuir al Carnaval de Matemáticas)

Pelea de gallos entre Hayek y Keynes sobre sus distintas maneras de concebir la economía.

"Fear the Boom and Bust: A Hayek vs. Keynes Rap Anthem". John Maynard Keynes y FA Hayek, dos de los grandes economistas del siglo 20, vuelven a la vida para asistir a una conferencia económica sobre la crisis económica. Antes de que comience la conferencia, y ante la insistencia de Lord Keynes, salen de noche por la ciudad y se marcan un rap acerca de por qué hay un "Boom y un bust" (aunge y caída)en las economías modernas.

Para amenizar este viernes les comparto este clip donde el escritor y comediante Billy Scafuri, interpreta un tema de rap callejero con un contenido ad-hoc a los economistas Hayek y Keynes.

En 1930, Keynes predijo que para 2030, trabajaríamos quince horas a la semana. Pero subestimó nuestro apetito de opulencia.

(cyp) JFK dejó para la eternidad aquello frase suya de que el también era berlinés. Hoy por hoy, todos los políticos, y digo todos(no hay diferencias entre izquierdas y derechas) pueden sostener sin rubor que ellos también son keynesianos. Y es que, en cuanto tocan poder, aplican esa máxima económica marxista. Marxista de Groucho: más madera. Y nosotros, los contribuyentes, hemos de seguir sosteniendo... Relacionada meneame.net/story/la-guerra-y-el-pib

La mayor contribución de Lord Keynes no consistió en desarrollar nuevas ideas, sino en "escapar de las viejas", tal y como él mismo lo reconoce en el Prólogo de la Teoría General. Los keynesianos nos dicen que su aportación inmortal consiste en la completa refutación de lo que se ha conocido como la Ley de Say sobre los mercados.

Este ensayo, que fue publicado como opúsculo por Hogarth Press en julio de 1926, se basó en la conferencia Sidney Ball, pronunciada por Keynes en Oxford, en noviembre de 1924, y en una conferencia dictada por él en la Universidad de Berlín, en junio de 1926. Los capítulos IV y V se utilizaron en Essays in persuasion.

Análisis de antecedentes a la teoría económica de Keynes y posteriores teorías contrarías por parte de otros economistas teóricos.