Para poder creer que el Gobierno intenta de verdad realizar plenamente una política social progresista otra debería haber sido la reforma fiscal. Lejos de ir en la misma línea que las practicadas por el PP, tendría que haberlas corregido. Entonces sí, entonces podríamos pensar que sus propuestas de gastos sociales son algo más que anuncios. Sabríamos, al menos, que contaría con los recursos necesarios para acometerlas. Con esta reforma fiscal, sin embargo, toda sus intenciones pierden algo de credibilidad.