Fue Juan Pablo II, alarmado por la gigantesca sangría de sacerdotes, quien puso en marcha una política restrictiva con el fin de impedir el éxodo de estos. Esto dio lugar a la situación actual, en la que miles de sacerdotes se casaron por lo civil y tuvieron hijos sin pedir dispensa, estimándose en unos 100.000 en todo el mundo en esta condición. Las nuevas normas aluden a situaciones escandalosas, pero no en casos de abusos sexuales de menores cometidos por sacerdotes, que siguen estando bajo la Congregación para la Doctrina de la Fe