A toda esa chusma miserable, hermanos, primos, titos, sobrinos, les parece razonable que su héroe matara a veintidós personas de la forma más cruel. [...]Ninguno de los cabrones de esa foto, de los hijos de su madre y de la madre de su madre, ha pensado ni un solo momento en las familias de aquellos a los que Antoñito —y otro hermano encarcelado por la matanza de Hipercor en Barcelona— dejó sin padre o sin hermano, sin hijo o sin sobrino.