Toca a su fin un innecesario circo de más de cuarenta días, que no es más que consecuencia del precedente que el Gobierno sembró con el ‘Playa de Bakio’ y que piratas y ciudadanos teníamos en mente. Por otra parte, estoy inquietantemente convencido de que si los secuestradores trabajaran bajo el símbolo de ETA, ni el Gobierno ni la opinión pública se hubieran comportado de la misma forma. Resulta curioso que aceptemos negociar con piratas, secuestradores, terroristas y demás, siempre y cuando no lleven el sello de la banda vasca...