Los ojos cerrados, la boca abierta, la piel húmeda, la lengua seca, el cuerpo ajeno, el tacto propio. Se mezclan sudor, sexo, sueño y silencio en mitad de la noche. Uno de los dos, justo en el límite, antes de caer por el abismo de un grito callado, antes de morir un poco, abre los ojos, busca la mirada del otro y solo encuentra un sexo despierto, pero un cuerpo dormido que vibra en un mundo en el que reina Morfeo, el dios del sueño. Así es el país de los sexsomnes; personas que por la noche, y sin despertarse, mantienen relaciones sexuales.quo