Cuando en una noche de verano, nos admiramos a la vista de las estrellas que llenan el firmamento, solemos pensar que se encuentran en medio de la soledad y el silencio. Sin embargo, ese océano interestelar de color azul cobalto, es sacudido por olas de microondas, y ahora, más helado que nunca, posee una temperatura de tan solo 2,7 Kelvin, sólo tres grados por encima del cero absoluto.