Eso de que la Bolsa se vaya, literalmente, a freir puñetas no es cosa de ahora, ni siquiera de cuando el crack del 29. El siglo XIX, que viene a ser el siglo de oro del capitalismo moderno, vivió cinco batacazos bursátiles de alcance mundial. Los cinco, perfectamente explicables. El de 1857 pilló de lleno a España. La Bolsa de Barcelona se derrumbó. Muchas de sus sociedades habían emitido papel y más papel sin respaldo; por ejemplo, la Compañía de Seguros Marítimos La Salvadora, que quebró en una mañana. El tinglado especulativo se vino abajo.

Ni la crisis griega ni los problemas de la Europa periférica ni el límite del techo de la deuda en los EE. UU. ni la posible entrada en recesión de la economía, ni Merkel, ni ZP, ni la FED ni cualquier otro motivo de los que habéis leído estos días. Si aún os estáis preguntando por qué las bolsas se desplomaron en agosto yo de vosotros le daría un vistazo al gráfico que os adjuntamos. A partir de junio la financiación a la banca en la zona euro se empezó a secar. En agosto prácticamente ha desaparecido. Nadie le presta a los bancos. Nadie.

La tragicomedia de hoy en los mercados, con bolsas suspendidas y Trichet mandando mensajes que aumentaban la confusión, ha vivido un último y esperpéntico capítulo a raíz de un comunicado del Tesoro de España. Resulta que en su nota mensual que anuncia las subastas de deuda para los próximos 2 meses ha cometido un error garrafal, tal como están los mercados, con lo que el pánico se ha multiplicado. Relacionada: www.meneame.net/story/tesoro-cancela-segunda-subasta-agosto