Las tertulias televisivas se han duplicado poniendo en evidencia lo lejos que están de la realidad, canalizando solo sus intereses corporativos, con una total desinformación e interesados en que la sociedad viva en total ignorancia. Los tertulianos siguen en una posición ambigua, mientras parte del Estado se privatiza en pos de mercantilizar: el trabajo, la justicia, educación y la salud, para que los de arriba sigan generando beneficios con menores costes salariales, llegando a consentir la institucionalización de un comportamiento delictivo.