El 13/03/1781, W. Herschel descubrió que en medio de los puntos-estrella brillaba, débilmente, una pequeñísima mancha. Según incrementaba el aumento de la lente, el tamaño del objeto aumentaba mientras que las estrellas vecinas mantenían su mismo aspecto, lo que significaba que estas se encontraban demasiado lejos y este punto relativamente bastante cercano. Comunicó la noticia al astrónomo real del observatorio de Greenwich, Nevil Maskelyne, que advirtió que, para ser un cometa, el astro tenía un aspecto muy extraño como carecer de cola...