"Jet Blue 171, vía libre para el despegue", dice el controlador desde la torre de control del John F. Kennedy, uno de los tres aeropuertos de la congestionada ciudad de Nueva York. El piloto le replica. "Libre para el despegue, 171". Hasta aquí todo parece normal. Pero cuando se escucha la grabación del intercambio, comienza el escándalo: el que dirige el tráfico es un niño. No fue el único permiso de vuelo que pasó por las manos del menor el 17 de febrero. Su padre es un controlador autorizado por la agencia del transporte aéreo (FAA).