Los animales podemos sufrir y disfrutar. Por ello, tenemos intereses y necesidades propios. Esto ocurre con independencia de nuestra especie. Sin embargo, a la hora de respetar a los demás, se hace comúnmente distinción radical entre los seres humanos y los demás animales. Únicamente se tiene en cuenta a los humanos, lo que supone, así, discriminar al resto de los animales. Esto constituye la discriminación arbitraria que recibe el nombre de especismo.