Celebramos en 2009 el año de Larra, en memoria del bicentenario de su nacimiento. Probablemente usted no se haya enterado de la efeméride porque Larra no era un cineasta, sino un periodista, y sólo a los cineastas y a otros elementos de su industria asiste en este país una propaganda fácil y nutrida, salida directamente de las instituciones del Estado. Larra, además, no es un producto cultural que convenga promocionar porque, en una sociedad donde la cultura está dirigida, sobran los mejores exponentes de la independencia crítica...