La Asociación para la conservación de La Piella, que cuenta con 1.700 socios, ha logrado rehabilitar la casa y cultivar la tierra que la rodea con un huerto comunitario. Can Piella, además, ha acogido actividades, charlas y talleres, con gran éxito de afluencia, lo que evidencia, según sus ocupantes, “la necesidad de un uso social del espacio en un contexto de crisis como el actual”.