Carlos Javier Palomino no ha tenido una vida fácil. Así lo explican sus amigos más íntimos. Hijo único de padres separados era un chaval «cariñoso y educado. Muy alegre y bromista», afirman. Había dejado de estudiar porque «no le gustaba. Quería trabajar. Ya había hecho alguna cosilla temporal. Ahora estaba buscando trabajo». Su madre no paraba. Trabaja en un hospital y se desvivía por su hijo, como cualquiera. «Ahora ya ves... Nadie se explica el porqué. Exigimos justicia y que se acabe con las bandas de una vez por todas».