Quedan 39 días, hora arriba, hora abajo, para que arranque la 31ª edición de Pingüinos. En el pinar, aparte de niebla, aún no hay nada que haga suponer que dentro de mes y pico lo que hoy es silencio se convertirá en el rugir de veinte mil motos. La organización de la concentración invernal por antonomasia aún anda envuelta en cerrar participaciones, conciertos, eventos y pedidos para abastecer la colosal envergadura de una cita que muchos motoristas tienen marcada a fuego en el calendario.