Si España fuera Marinaleda, qué bonito sería. Toda la población ocupada, sin parados haciendo colas ante las oficinas de Empleo. Y las familias, felices, sin hipotecas ni grandes cargas de deuda en el banco, con casas construidas por ellos mismos con la sola aportación de quince euros al mes. Y un gobierno estable, apoyado por el pueblo cada cuatro años, elección tras elección, de