Kike García y Xavi Puig, responsables de la página web El Mundo Today, se someten a once preguntas en las que hablan sobre su creación, sobre los límites del humor, el humor negro, el humor en España, televisión e internet, los telediarios... no sin desvariar varias veces. "Bebés, gatitos y Apple, los pilares del humor en la red", dice Kike.

Un japonés que ha estudiado euskera en la zona de Garazi se acerca a la taquilla del Museo Vasco de Baiona y pregunta: -Egun on. Nahi nuke museoa ikusteko sartze bat erosi [Buenos días. Querría una entrada para el museo]. -Pardon, mais je ne parle pas le japonais.

[...] Un espacio de estudio, biblioteca, escritorio y piano de cola, conforman el ambiente del escritor durante el día, el que se encuentra en el pabellón principal. La estructura de madera, ha sido hecha usando madera de la localidad y el diseño se sienta sobre una sencilla base de pilotes de hormigón. El efecto global es el de un edificio que se funde con su entorno, tanto visual como ambientalmente.

Kike Figaredo, el "obispo de las sillas de ruedas", afirma que para desactivar el millón de bombas de racimo y de minas antipersona que cada día mutilan a dos personas en Camboya hará falta "al menos un siglo".

Internet ha cambiado las reglas del mercado artístico. Con las discográficas en barrena –ya casi no fichan grupos y si lo hacen, es bajo condiciones leoninas– y las productoras de cine sangrando por las heridas del home cinema, la cuestión es: ¿cómo llegar al público? Kike Sierra, antiguo miembro de Radio Futura, aporta una respuesta: 127.es. Relacionada.- www.20minutos.es/noticia/273744/0/127/Enrique/Sierra/

[c&p] No, no es Nostradamuns ni un extracto del Apocalipsis, es el simpatiquísimo Kike Santander, que reacciona contra la modificación de la ley de derechos de autor en Paraguay con la sucesión típica y tópica de falacias habituales en estos casos. Kike Santander, conocido por su talento y su escaso afán de lucro, por su amplia visión cultural y su lamentable estado económico, yerra más que habla al referirse al futuro de la música y a la ‘piratería’, con una pobre argumentación que sólo puede confundir a quien se preste a ello