Dos individuos se ofrecieron a montar un parque de atracciones temático con sede en el Circuito de Nürburgring, con intenciones de gestionarlo, crear además una infraestructura para contar con un palacio de congresos, hoteles, y hacer vivir la experiencia del Infierno Verde los 365 días del año.Tras convencer a los gobernantes locales con unas cifras de espectadores totalmente falsas, formaron una compañía llamada Nürburgring Automotive Gmbh (NAG), que invertiría, con ayuda de dinero público, en llevar este macroproyecto adelante.