Lo grave sería que quienes tomen una decisión tan comprometida lo hagan sin información suficiente, pensando, como la ministra Aído, que el feto no es un ser humano sino "un ser vivo". Si ni los miembros del Gobierno tienen un mínimo de formación científica, ¿qué pueden pensar muchas embarazadas? El mismo término de "interrupción" del embarazo es engañoso, ya que no estamos hablando de algo que se pueda continuar después, sino de una "terminación" o "eliminación" del embarazo. Es como si a una defunción la llamáramos "interrupción" de la vida.