Los malos tratos, se llamen bolsa o waterboarding, constituyen una decisión política enmarcada dentro del consenso. Al contrario que en EEUU, aqui nadie abrirá la boca, aunque sea para defender hipócritamente unos derechos humanos que no están dispuestos a garantizar para todos. Por no hablar de quienes no solo la practican sino que la niegan sistemáticamente, llegando a criminalizar a quien denuncia.