Se ha ordenado a los policías que patrullan el distrito red-light que dejen de entrar en los burdeles y que dejen de beber en los bares mientras están de servicio. La carta enviada a los oficiales se publicó en un diario ayer e insta a los agentes a ser un ejemplo para la comunidad. Un jefe de policía local comentó «Estos policías creen que durante sus horas de trabajo son para beber alcohol en los bares, visitar burdeles e intimar con los residentes del barrio». Si bien el jefe de policía dijo que sólo había rumores de este comportamiento.

Cuando menos en aquel tiempo reconocía sus errores. Ahora parece empeñado en defender posturas en las que quiero pensar es posible no crea ni usted mismo. Un ministro de Interior, y usted lo fue, debe tener un poso de cinismo como forma de defenderse ante el reto diario de tener sobre la mesa de sus despacho el mosaico de todas las miserias de los ciudadanos y de las cloacas del Estado. La anecdota de las 70.000 pesetas que se gastó Rajoy en un puticlub confundido por la noche lo borda.

Un paralítico cerebral se confundió de salida de camino a un club de alterne y acabo en la autovía donde la Guardia Civil le dió el alto. Su respuesta ante la pregunta de que hacía allí fue clara, directa y concisa: "Iba a echar un quiqui".

Me han contado (y que quede bien claro desde el principio: me lo han contado) que existe un afamado puticlub en las afueras de Granada cuya historia merece quedar reflejada en una publicación de prestigio como ésta.Resulta que el dueño del negocio, un hombre de rectas convicciones empresariales, lejos de bordear la ley como ocurre habitualmente en este tipo de locales, quiso desde un primer momento cumplir con todos los requisitos reglamentarios de apertura de local. Para ello se fue al ayuntamiento a presentar su solicitud debidamente...