El envejecimiento, la degradación producida por hongos e insectos y hasta el viento van debilitando la madera de los árboles y, así, loros, tucanes, lechuzas, ardillas, serpientes o ranas, entre tantos otros, pueden armar sus nidos con gran facilidad. “Cuando los animales dependen de huecos formados por degradación, están dependiendo de árboles grandes, mayormente vivos,” dice Cockle. “La mayoría de los árboles tienen que tener más de 100 años antes de que empiezan a tener huecos generados por degradación.