La gorra es, aparentemente, una gorra totalmente normal, pero en realidad es un arma de defensa personal. En la parde de la cabeza incorpora un material con una densidad superior a la del plomo que, al impactar fuertemente, se hace más resistente y ocasiona daños a la persona que golpeas. Así, si te atacan, solo tienes que darles con la gorra como si fueras una loca posesa. El agresor, al ver que intentas darle con la gorra, te mirará con cara de pensar “¿qué coño intenta el tío este?”, cara que se le quitará cuando del gorrazo le salten...