El proceso político venezolano, que muchas de sus gentes llaman revolución, ha enfrentado muchas tareas a la vez: conquistar soberanía nacional, transformar el Estado oligárquico heredado y construir una máquina de inclusión y producción de nuevo orden, de nuevas políticas públicas para las mayorías sociales, redistribuir de inmediato la riqueza y derrotar a la miseria, romper con la dependencia primario-exportadora y ensanchar la base de su economía, cambiar la cultura popular consumista e individualista y generar un imaginario nuevo.