Nadie escapa a Diablo III, el último bombazo de la industria del videojuego. La productora norteamericana Blizzard ha vuelto a traspasar una vez más la frontera de lo social, tras los logros de World of Warcraft. Más de 8.000 comercios abiertos la medianoche del lanzamiento, dos millones de reservas, récord de ventas en Amazon.com para juegos PC, precios prohibitivos de las ediciones de coleccionista y colapso total de sus servidores con millones de fans, tan impacientes como cabreados, esperando durante horas para poder conectarse.