Srey Roath, así se llama la chica, tuvo con 15 años unas fiebres que, a falta de un buen tratamiento, le provocaron una afección en la cabeza. Pasó de ser una niña normal, a tener la mirada perdida, a dejar de hablar, de relacionarse. Le gustaba pasear. Paseaba durante horas. Durante días. Al final siempre volvía a casa. En uno de esos paseos, hace cuatro años, un hombre se aprovechó de ella y la violó. Cuando la familia se enteró de lo ocurrido, por su seguridad, decidió atarle a un árbol a escasos metros de su casa.