Esa es la pregunta. El fotógrafo Diego González Sanz y yo nos miramos. Le pregunto si tiene tatuajes, me pregunta lo mismo. Y resulta que no, que somos los únicos de piel virgen en todo el recinto: los sospechosos, los llamativos, los distintos. Mulafest, la mayor concentración de tatuadores celebrada en Madrid, ha reunido a cientos de fanáticos del arte de pintar sobre piel y en medio, nosotros, dos tontos sin tinta, preguntando si duele. Ridículos amateurs.