Si en Leganés se hubiera producido un suicidio colectivo, como nos dicen, ¿hubiera sido necesario falsificar datos para tratar de convencernos del carácter suicida de los supuestos islamistas que estaban encerrados en el piso? Un nuevo enigma de Luis del Pino revela que la Comisaría General de Información ocultó a Del Olmo que el terminal desde el que se efectuaron las falsas llamadas de Leganés pertenecía a Rachid Aglif, condenado a 18 años de cárcel por el Tribunal del 11-M.