¿Qué diferencia hay entre alguien que, como Cayo Lara, sigue loando a tiranos que no respetan las libertades, y otros que cada 20 de noviembre hacen el ridículo con el brazo en alto? Este es un país absurdo. Tan absurdo que las libertades se esgrimen dependiendo de quién las defienda, tan absurdo que se habla de manera simplista de extrema derecha y se oculta el radicalismo cuando cobija a creyentes de una pretendida izquierda. La izquierda, siempre tan comprensiva con quien tiraniza y extermina al pueblo.