Una entrevista en la que, la verdad, pudimos ver al periodista que aún queda en Piqueras, capaz de acorralar con algunas preguntas incisivas al Rajoy habitual. Es decir, a un Rajoy patético, hueco, al que no le sientan bien ni las buenas noticias. Un aceptable Piqueras ganó crédito periodístico a costa del peor Rajoy posible. Repetitivo, desmotivado, aburrido, defendiendo sin argumentos a Camps y Trillo... Le salvó que Piqueras no quisiera hacer sangre, toda una piadosa novedad en el jefe de informativos de Telecinco.