Isidre Esteve se ha convertido, sin buscarlo ni quererlo, en un ejemplo de sacrifico y superación, en una lección de vida para todos aquellos, entre los cuales me incluyo, que con frecuencia nos ahogamos en un simple vaso de agua. Hace ya un año de aquel fatídico accidente que el piloto sufrió en un rally de Almería y que le dejó en silla de ruedas. Con la ayuda de su familia y de los muchos amigos que tiene, Isidre no sólo ha logrado superar las principales secuelas de ese accidente, sino que ahora se muestra al mundo como un hombre feliz.