El peligro se encuentra en el viaje de los residuos atómicos por toda España. "Es indudable que el incremento previsto y necesario del número de estos transportes en los distintos países puede contribuir a que aumenten los riesgos", admite Enresa. Durante los 20 años siguientes a la inauguración del ATC, prevista para 2014, unas 650 caravanas radiactivas circularán por las carreteras nacionales. El viaje podría realizarse en tren, pero sólo Ascó y Vandellós tienen estación. La basura nuclear tendrá que peregrinar sobre asfalto.