Hace más de treinta años, Joan Llarch escribió un libro sobre la muerte del líder anarquista Buenaventura Durruti que según la compañera de este, Emilienne Morin, era el mejor de los hasta entonces publicados. En esa obra se preguntaba el autor si la mano que desde Atarazanas (Barcelona) disparó certeramente a la cabeza de Franscisco Ascaso, amigo y compañero de Durruti, en los primeros días de la Guerra Civil, fue la misma que terminó con la vida del histórico anarquista leonés unos meses después