En un momento determinado de esa disputa familiar, el padrastro del bebé salió corriendo del lugar empujando la sillita en la que en esos momentos estaba sentada la niña. Todo parece indicar que recorrió con el bebé la distancia que separa la calle Portales de la ribera del Ebro, accedió después a la pasarela peatonal y, desde allí, según los primeros indicios, arrojó la sillita del bebé y a la niña desde el propio paso habilitado para viandantes.