Era lógico que el rastro del poni de El Almendral no se perdiera, dado el interés y la simpatía que despierta entre muchos jiennenses y, en particular, entre los vecinos de 'su' barrio. Muestra de ello es que ya se conoce su paradero: está en el campo, en las faldas del Castillo de Santa Catalina. Será por lo pequeño, por lo bonito, por lo indefenso que parecía allí, atado a una farola, en un parque infantil.