Me dijeron que recogiera mis cosas, me ataron con una cinta blanca y pegante las muñecas y después los brazos a la cintura. me montaron en el furgón, junto con otro chico. con tanta atadura mis nervios no podían más, me desesperé, lloré y les pedí por favor que me lo aflojaran. si te portas bien, cuando lleguemos al aeropuerto te lo aflojamos. el jefe de seguridad me ofreció una pastilla azul, para relajarse, y media botella de agua turbia, como blanca. a pesar de que por los nervios tenía la boca como zapato me negué a tomar ninguna de las dos