Deprimente espectáculo, el de los medios de comunicación cuando nos echan alpiste y lo regurgitamos tal cual, sin hacer uso del cedazo crítico que algún día se nos supuso. “El habitante 7.000 millones del planeta nace en Filipinas”, recitamos casi al unísono la bandada de loritos amaestrados. Si nos hubieran dicho que fue en Nueva Delhi, Kandahar, Vladivostok, Nairobi o Matalascañas, ahí que lo hubiéramos soltado tal cual, dando por certeza irrebatible algo que cualquiera con medio gramo de cerebro sabe que no pasa de trola barata parida.