La violencia, la criminalidad y los actos terroristas se han tornado incontrolables en Libia debido a la carencia de una Fuerza militar armada; mientras los "servicios de seguridad" reciben duras críticas, son acusados de permisividad e, incluso, de estar implicados en la mayoría de estos hechos. Las autoridades libias, sobrepasadas por la violencia que provocan los conflictos tribales, las amenazas de los gadafistas y las milicias armadas incontrolables, ahora deben también hacer frente al ascenso del inquisitorial movimiento salafista.