Ayer a la tarde fui a la cancha con mi amigo el Sapo a ver Boca-River. El sapo es abogado constitucionalista y trabaja como asesor de un diputado. Mas allá de sus virtudes intelectuales (políticas y jurídicas) es un bostero rabioso. A mí el fútbol no me interesa ni me importa, pero el Sapo además de ser mi amigo es mi abogado, y me ayudó a resolver un serio problema que tuve con mi ex-Banco, cuando use indebidamente una tarjeta de crédito. El sapo me invitó mil veces a la cancha y esta vez no pude decirle que no.