En la clasificación especialmente dedicada a los monarcas [por la revista Forbes en 2009], el rey de Marruecos, Mohamed VI, hizo una sorprendente aparición en el séptimo puesto, con una fortuna evaluada en 2.500 millones de dólares. Adelantaba a sus rivales aparentemente provistos con más riquezas como el emir de Qatar, cuyo subsuelo rebosa de gas y petróleo, o el de Kuwait, cuya fortuna es, según Forbes, seis veces inferior a la del soberano marroquí.