"Es una segregación en toda regla", dice Elena. Como ella, cinco padres más han presentado quejas al centro. Este año, explica Cristina Martínez, ex presidenta de la Asociación de Padres, con la llegada de más niños, el centro habilitó otra aula. "Se adaptó la clase donde los niños daban psicomotricidad, pasando así de tres a cuatro grupos: A, B, C y D". El problema vino cuando algunas familias vieron que el reparto no seguía un orden alfabético "como era habitual", sino que se basaba en un criterio religioso.