En todas las familias, es harto sabido, hay alguna oveja negra. Y normalmente algún que otro escándalo. Pero los marqueses de Bristol, que son más ingleses que el pan con mantequilla, se llevan la palma. Esta familia de aristócratas, los Hervey, surge de la nada en el siglo XV, cuando residían en Ickworth House, una edificación monstruosa situada en el condado inglés de Suffolk. Sin embargo, a pesar de su posición, la familia no se hizo con un título (al que luego se le sumarían dos más) hasta el año 1714.