(...) Como el cloro es muy hidrófilo, es un indicador extremadamente sensible de los niveles de hidrógeno. El equipo plantea que, si las rocas lunares hubieran tenido contenidos de hidrógeno iniciales parecidos de alguna forma a los de las rocas terrestres, entonces el fraccionamiento del cloro en tantos isótopos diferentes jamás habría ocurrido en la Luna. A la luz de este hallazgo, Sharp y sus colegas sugieren que el interior de nuestro satélite es “anhidro”, es decir, básicamente sin agua.