Es fácil encontrar chalados en la web, como Benjamin Fulford, que afirman que Estados Unidos puede provocar terremotos en cualquier parte del mundo, o cambiar la dirección de las tormentas tropicales, gracias a esa arma militar llamada HAARP. Muchos de ellos culparon a este programa, financiado por el ejército estadounidense y la Universidad de Alaska, de provocar catástrofes de dimensiones bíblicas tales como inundaciones masivas, sequías devastadoras, tornados, huracanes y como digo, incluso terremotos.