Desde aquella colina, número 60 en los mapas militares, los alemanes podían dominar todo el campo de batalla, y el alto mando aliado había decidido que debían desalojar al enemigo de aquella estratégica posición. La hora “H” serían las 3:10 de la mañana del 7 de junio de 1917. El impulso eléctrico del detonador, repartido a través de una red de cables que recorría los túneles, alcanzó simultáneamente a diecinueve de las veintidós minas, desatando un verdadero infierno. La colina 60 se desintegró de forma instantánea en una gigantesca explosión.