Al margen de su formación,se supone que un político, y más aún un político con la experiencia docente y parlamentaria de esta Ministra de Cuota (sólo lo es por ser mujer), debería tener unos rudimentos de oratoria, o cuando menos cierta soltura para comunicar sus mensajes, pero parece ser que no, que puede uno ser ministro y hablar en público como un alumno de instituto al que le preguntan la lección que no se sabe. Dudas, pausas, repeticiones, frases mal construidas, pésima vocalización y pronunciación patética